Por una noche, cinco podios transformaron la imponente sala de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el escenario, otra vez, de un nuevo evento histórico: el primer debate global entre los candidatos que aspiran a ocupar el cargo de secretario general del organismo.
El debate, organizado por la ONU y la cadena Al Jazeera, contó con la participación de la canciller argentina, Susana Malcorra. Participaron diez de los 12 candidatos que buscan reemplazar a Ban Ki-moon, que respondieron preguntas de los diplomáticos y dos moderadores, en una transmisión por Internet.
"El mundo demanda hoy unas Naciones Unidas más cerca de la gente, mucho más cerca, que pongan a la gente y al planeta al frente, y estén impulsadas por la realidad de los temas y la necesidad de entregar resultados", dijo Malcorra, al inicio del debate. "Esto requiere un secretario general que tenga el coraje para liderar, la humildad para escuchar y la disposición para asociarse. Creo que soy esa persona", agregó la canciller.
La discusión intentó ofrecer la misma dinámica de un debate presidencial, pero la diplomática se impuso: no hubo cruces ni chicanas entre los contendientes, ni propuestas revolucionarias. Más allá de alguna frase pegadiza, prevaleció el lenguaje pulido y estructurado que distingue a las Naciones Unidas.
Ningún candidato se arriesgó a alejarse de la corrección política, y políticos más fogueados, como Helen Clark o António Guterres, ambos ex mandatarios de Nueva Zelanda y Portugal, respectivamente, se mostraron un tanto más cómodos y asertivos que otros menos acostumbrados a un alto perfil.
El debate fue la última novedad que arrojó el proceso para elegir al sucesor de Ban Ki-moon. Históricamente, el secretario general ha sido elegido casi a dedo por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, el llamado P-5, formado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido. Este año, la ONU buscó darle más transparencia a la elección, aunque la decisión final seguirá en manos del P-5, que pueden vetar a cualquier candidato.
Malcorra participó en el primer debate junto a Vesna Pusi?, de Croacia; el portugués Guterres; Vuk Jeremic, de Serbia, y Natalia Gherman, de Moldavia. El segundo grupo estuvo integrado por el neozelandés Clark; Danilo Turk, de Eslovenia; Christiana Figueres, de Costa Rica, quien presentó su candidatura recientemente; Igor Luk?i?, de Montenegro, e Irina Bokova, de Bulgaria, una de las favoritas.
La jefa del Palacio San Martín buscó marcar una diferencia, al recordar, su experiencia como jefa de gabinete de Ban Ki-moon y mostrarse capaz de conseguir resultados. "Es un momento en el que necesitamos inspirar", dijo. "Necesitamos un líder que tenga inspiración, humildad para escuchar y obsesión por lograr resultados", agregó. Se mostró segura en el debate.
Hubo preguntas en inglés, francés y portugués, y entre los temas centrales sobresalieron la resolución de conflictos en África, la guerra civil en Siria, la lucha contra el cambio climático y la desigualdad económica, y la reforma de las Naciones Unidas, un tema añejo sobre el que se habla mucho, pero se avanza poco: el Consejo de Seguridad aún muestra el equilibrio de poder que dejó la Segunda Guerra Mundial.
El debate dejó al descubierto ese problema. Los candidatos reconocieron la imperiosa necesidad de equilibrar el poder dentro de la ONU, pero ninguno pidió, por ejemplo, el fin del poder de veto del P-5 -hacerlo hubiera implicado, casi con certeza, despedirse de su candidatura- ni ofreció un camino para la reforma.
"Hoy no es 1945 y tenemos que cambiar", dijo el serbio Vuk Jeremic. "Está en manos de los Estados miembros", se alejó António Guterres. Malcorra optó por la misma fórmula: "Es necesario que los Estados miembros se involucren en este tema".
Bokova logró uno de los pocos momentos ligeros. Cuando le preguntaron qué pesaba más para que fuera elegida, si su origen en un país de Europa del Este o su género, respondió: "Voy a contestar en dos segundos: ambas cosas".
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Con Información de: La Nacion