La distancia entre el PSOE y Podemos se acrecienta día a día. Tras las elecciones del 26 de junio ninguno de los dos partidos ha hecho el menor esfuerzo por buscar puntos de encuentro. La constitución de la Mesa del Congreso hubiera podido dar lugar a dialogar , pero Podemos presentó su propio candidato. Solo hay lugar para el reproche y el ataque. Pablo Iglesias se mostró ayer convencido de que el PSOE, finalmente, facilitará que gobierne Mariano Rajoy. Óscar López le contestó, animándole a que “remate la faena” y se abstenga para que el PP siga en La Moncloa.
Los dirigentes de Podemos pasaron la última campaña proclamando que estaban “condenados a entenderse” con el PSOE mientras ninguneaban, de facto, a Pedro Sánchez. Mientras, las socialistas optaron por la estrategia ofensiva, aunque algunos sectores de ese partido consideraron que los reproches continuos del secretario general a Pablo Iglesias no eran suficientemente contundentes. El enfrentamiento se mantiene y salta a la menor ocasión, con reproches esporádicos e incomunicación. Estas premisas han evidenciado, en el arranque de esta legislatura, que no cabe la posibilidad de un entendimiento para tratar de formar un Gobierno de izquierdas aunque el presidente en funciones no logre los apoyos suficientes para su investidura.
La constitución de las nuevas Cortes y la elección de los miembros de la Mesa se convirtió en un nuevo motivo de disputa. Un amago de “diálogo, que no de negociación”, según apreciación del PSOE, se produjo para explorar si podía haber acuerdo en torno a la candidatura del socialista Patxi López para la presidencia del Congreso.
Nada más iniciarse, el portavoz socialista del Congreso, Antonio Hernando, supo por fuentes nacionalistas que Podemos tenía previsto presentar como candidato a la presidencia, a Xavier Domènech de En Comú Podem. Y ahí terminó todo; cada partido defendió a su candidato en tanto que el PP y Ciudadanos pactaron llevar a Ana Pastor, del primer partido, a presidir la Cámara baja, con la abstención en segunda vuelta de la antigua Convergencia y del PNV. Mientras que el PSOE denunció la actitud de Podemos, este partido ya hace previsiones sobre lo que puede pasar en la investidura de Rajoy.
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