Si bien es cierto que el efecto multiplicador de la industria petrolera dentro del PIB nacional en Colombia no es lo suficientemente grande para generar una profunda recesión, las expectativas si vienen deteriorándose, llevando a que el consumo de los hogares, un indicador que, en efecto, tiene el potencial de distorsionar el crecimiento de manera directa. Asimismo, la inflación, la incertidumbre sobre la reforma tributaria y el inconformismo aumentan, limitando el margen de maniobra de las autoridades económicas y monetarias del país, señala un informe de la firma BDO Colombia.
Teniendo en cuenta que el desalentador desempeño del entorno internacional, pues la recuperación de la economía global ha sido más que frágil y lenta debido, en parte, al fuerte aterrizaje de China por la transición de su economía y al impacto de las medidas del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos. Al respecto, algunos expertos han concluido que 2016 fue el fondo de esta desalentadora coyuntura: la consolidación de estas expectativas negativas ubicarían el crecimiento entre 1,8% y 2%”.
Para 2017, la apuesta del Gobierno y del sector empresarial está principalmente sobre la industria y la construcción. Jugar una fuerte carta con la venta de Isagén para financiar la construcción de las carreteras de cuarta generación (4G), junto al despegue del sector manufacturero vía devaluación permanente y recuperación de mercados externos, buscaría mejorar el crecimiento en el inmediato plazo. Sin embargo, en BDO consideramos que el aumento planeado de los impuestos, derivado de la reforma tributaria frenaría la actividad económica llevando a que la proyección de crecimiento de 2017 se ubique entre 2,1% y 2,4%”.
A pesar de que el proyecto de reforma tributaria trae consigo aspectos positivos como la simplificación del régimen actual para las empresas, que favorecería el recaudo de impuestos, el incremento relevante del IVA (del 16% al 19%) podría marcar una caída considerable en el consumo privado. Es de destacar que un incremento en los precios de los bienes, que calculamos hasta en 1% adicional a la inflación anual como respuesta al ajuste tarifario del IVA, desacelera el ritmo de compras de los consumidores y aumenta el nivel de ahorro con el fin de anticipar dicho golpe impositivo, destaca el informe de prensa.
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Luz Marina Pérez presidenta de BDO Colombia indica que “si bien esperamos que la actividad económica, particularmente por el lado de la demanda, la cual representa el 65% del PIB local, sufra una contracción por los cambios propuestos en el IVA y el impuesto al consumo, no es claro que la disminución de los impuestos corporativos produzca un impacto positivo sobre la inversión privada lo suficientemente grande como para mitigar la desaceleración del consumo”.
Bajo el panorama actual, donde el crecimiento podría ser catalogado como ‘mediocre’, resulta necesario que las transiciones tributarias se lleven a cabo pensando en mantener dinámicos los sectores pujantes, que, a su vez, requieren de estímulos a la demanda para consolidar su tendencia. No obstante, algunos elementos del proyecto de reforma tributaria, como la contabilidad a través de las normas internacionales NIIF, son difíciles de cuantificar y más bien generan incertidumbre.
Para el caso de las pequeñas y medianas empresas (pymes) se hace necesario que la reforma tributaria contemple el Impuesto sobre la Renta con tasas entre 30% y 35%, en línea con los números de la Alianza del Pacífico, con la finalidad de incrementar la competitividad empresarial en la región. Una simplificación fiscal estructural de este tipo traería consigo eficiencia en la elaboración de informes tributarios y mejoras en la metodología de cálculo de impuestos sobre el flujo de caja.
“En todo caso, se estima que si bien la aprobación de una reforma tributaria es fundamental para mantener el grado de inversión del país, los ajustes a esta deben ser realmente estructurales y decisivos para que la economía colombiana se acople de manera ordenada a la nueva dinámica de la economía internacional sin poner en riesgo la sostenibilidad fiscal. Una verdadera reforma estructural busca la creación y crecimiento de las empresas junto a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos”, concluye Luz Marina Pérez.
Con información de: El Espectador