La cabeza de Abu Bakr al Bagdadi, líder del grupo terrorista Estado Islámico (EI), posiblemente sea la más cotizada entre los criminales del mundo, y prueba de ello son las numerosas veces que se ha anunciado su muerte, la última hoy.
El ministerio de Defensa de Rusia aseguró este viernes que Al Bagdadi habría muerto el pasado 28 de mayo en un ataque de la aviación rusa en las afueras de Al Raqa, bastión del EI en Siria, lo que todavía no ha sido confirmado por ninguna otra fuente.
Lea también: Tráfico ilegal de migrantes mueve al año $10 millones
Anteriormente, se le ha dado por muerto o herido en varias ocasiones en Irak y Siria.
La "última prueba de vida" de Al Bagdadi se difundió en noviembre pasado cuando el EI publicó un presunto mensaje de audio con su voz para arengar a los seguidores de la organización, aunque su autenticidad no pudo ser comprobada.
En noviembre pasado, el gobernador de la provincia iraquí de Nínive, Nofal Hamadi al Sultan, dijo que Al Bagdadi había huido de la ciudad de Mosul, feudo del EI en Irak, sin precisar su destino.
Lea también: Corea del Norte pudo estar detrás del ciberataque contra hospitales de Inglaterra
Ambicioso y cruel sin límites, cetrino de rostro y de barba cuidada, Abu Bakr al Bagdadi, el autoproclamado califa del EI en Siria e Irak, ha mantenido en jaque a los anquilosados Estados de la región y a la perpleja comunidad internacional.
Nacido en la ciudad iraquí de Samarra, en 1971, Ibrahim Awad Ibrahim Ali al Badri al Samarrai -su verdadero nombre- tiene estudios universitarios y ejerció como imán durante años, antes de unirse a la resistencia armada contra la ocupación estadounidense de Irak en 2003.
Lea también: Rodman quiere construir puentes entre Corea del Norte y Estados Unidos
Lo hizo bajo el paraguas del grupo terrorista liderado por Abu Musab al Zarqaui, "Tauhid ua Yihad" (Monoteísmo y Guerra Santa), que en octubre de 2004 se convertiría en la filial de Al Qaeda en Irak bajo el nombre de "Seguidores de Al Qaeda y la Guerra Santa en Mesopotamia".
En ese periodo, fue, según algunas versiones, detenido y encerrado cuatro años en el campo de prisioneros de Bucca, administrado por las fuerzas de Estados Unidos, antes de reengancharse de nuevo a la lucha yihadista.
Con información de EFE